¡Extra, extra! Tintín en el país de los soviets… ¡a color!

Colección, Tintín

Oficialmente este mes de octubre del 2022 será el mes de Tintín. ¿Y eso por qué? Pues porque ya podéis encontrar en librerías la nueva edición de Tintín en el país de los soviets… ¡a color! Y sabemos que era un cómic muy esperado.  

 

 

Y como el tema, créenos, es apasionante, compartimos con vosotros una entrevista con Philippe Godin, biógrafo de Tintín, y Michel Bareau, director artístico del libro.      

 

 

 

ENTREVISTA CON PHILIPPE GODIN

Biógrafo de Tintín

 

¿Qué lugar ocupa Tintín en el país de los soviets dentro de las aventuras de Tintín?

Cuando Hergé comenzó esta historia, obviamente no podía imaginar que el personaje que estaba creando tendría tanto éxito, ni que se publicaría un álbum. Así que, como a menudo decía en las entrevistas, realmente improvisó. Y en cierto modo, puedes sentirlo, porque el personaje no era nada elaborado cuando empezó. La historia resulta ser más burlesca que comprometida. Es comprometida, por supuesto, porque Hergé provenía de un entorno católico y en ese momento, el país de los soviets era el infierno. Así que hay una gran parte de caricatura. Pero realmente es el aspecto burlesco el que prima, con secuencias muy dinámicas. La imaginación de Hergé no tiene límites porque el personaje no tiene todavía por qué estar anclado en una determinada realidad. Puede hacer que ocurra cualquier cosa, incluso cosas que son absolutamente locas o ¡totalmente imposibles! Pero surgen toda una serie de elementos que van a ser muy importantes en el resto de la carrera de Hergé, desde el punto de vista del vocabulario o de la gramática del cómic, en particular: los procedimientos para indicar el movimiento, la forma de los bocadillos, la inclusión de las onomatopeyas, etc.

En cuanto a la línea clara, también se está estableciendo, poco a poco. Las dos primeras planchas son diferentes, porque están hechas sobre trozos de papel de calco, pero, a partir de la tercera plancha, la historia gana en unidad, el personaje se vuelve más redondo, más dinámico, es más libre. Y desde el punto de vista técnico, también vemos la introducción de la pluma Redis, una pluma que termina en una paleta circular de diferentes tamaños, que se desliza sobre el papel y da al dibujo una línea homogénea y muy legible.  

 

Hergé sienta así las bases técnicas de la serie con esta historia. ¿Qué pasa con la narrativa?

En los primeros álbumes, Tintín realiza un reportaje con muchos prejuicios. Es un “matón” en el sentido en que ajusta cuentas fácilmente con las personas que no le gustan o que no piensan como él. Pero en realidad, no habla con mucha gente, y es bastante divertido observar que, en Tintín en el país de los soviets, tiene un rostro ligeramente errático y a veces incluso no tiene boca, como si Hergé estuviera admitiendo que no la necesitaba. Actualmente, Tintín es un modelo de comunicación, apertura a los demás, sentido de la justicia, ¡pero no siempre fue así! En realidad, debemos tomar esto con perspectiva y distancia, y apreciar Tintín en el país de los soviets por lo que es, es decir una obra juvenil, todavía torpe, ciertamente, pero muy prometedora.

 

Aunque no tiene (todavía) boca, Tintín gana en este álbum un signo distintivo: su tupé…

Sí, es cierto. El hecho de que este mechón se levante, un poco por casualidad, con la aceleración del coche, es bastante memorable. De repente, Hergé dibujó su tupé ya no por delante, sino en el aire. Tal vez le gustó, o al menos le pareció que podía ser una señal de reconocimiento más fácil. En las entrevistas, decía que no sabía dibujar ꟷlo que no era ciertoꟷ y que había escogido este tupé y esta cara redonda para no tener problemas de una viñeta a otra… Creo que este mechón de pelo levantado tenía su lado simpático, y quiso conservarlo. Y encarna a la perfección la característica esencial de este álbum: movimiento, velocidad, dinamismo…

 

El hecho de que este mechón se levante, un poco por casualidad, con la aceleración del coche, es bastante memorable.

 

 

El dinamismo también está simbolizado por los numerosos vehículos modernos conducidos por Tintín. La ocasión para que el autor, como explica en Hergé, Tintin et les soviets, empiece a desarrollar ya su afán por documentarse…

Obviamente, me había dado cuenta de que el coche que Tintín robaba a la policía de Berlín era un Mercedes, con su estrella de tres puntas. Profundizando, me di cuenta de que Hergé también había investigado sobre los uniformes, las armas, los vehículos. El avión en el que vuela a Berlín, por ejemplo, se parece mucho a los aviones Polikarpov. Por supuesto, hay algunos errores, por ejemplo, los soldados rusos no tenían suficiente dinero para que sus bayonetas estuvieran en vainas, pero, aun así, significa que el rigor documental estaba presente, a pesar del deseo de contar historias disparatadas.

 

Este aspecto documental se refleja en el título original de la historia: Tintín, reportero del Petit Vingtième en el país de los soviets. ¿Por qué Hergé lo convierte en un reportero?

Aquí hay que constatar la influencia de un danés de quince años, Palle Huld. En 1928, tras un concurso organizado por el periódico Politiken, ganó una vuelta al mundo y fue como reportero. Se publicó un libro, con fotografías, una de las cuales mostraba a Palle Huld en el andén de una estación, con un traje a cuadros y una gorra –¡el mismo traje que lleva Tintín cuando sale de la Estación del Norte de Bruselas!ꟷ. Los países que Huld visitó durante su periplo son, más o menos, los países que Tintín visitaría más tarde. Y cuando regresa de su viaje, Palle Huld será recibido por una gran multitud, antes de aparecer en el balcón de Politiken. Una puesta en escena que el padre Wallez tendrá la buena idea de repetir con Tintín….  

 

 

 

¿La publicación de esta historia llamó tanto la atención en su momento?

Cuando este aprendiz de Tintín llega a la estación, se ve claramente en las fotos que no es recibido por tanta multitud, ni frente a la Estación del Norte ni en el cortejo. Sabemos que el público de Tintín se limitaba a los lectores del periódico Le XXe Siècle, que no debía tener una difusión tan enorme comparado con la circulación actual de los álbumes de Tintín. Esto significa, por lo tanto, que se generó una simpatía por el personaje a través de sus aventuras, semana tras semana, que debió extenderse más allá de los lectores de Le Petit XXe ꟷhay que recordar que Hergé ya era bastante conocido en los círculos de la prensa scout y católica.

 

El álbum se publicó en septiembre de 1930. ¡A partir de entonces, se produjeron una serie de acontecimientos casi tan caóticos como su trama!

¡Bastante caóticos! Hergé no esperaba este éxito. Así que, cuando se enteró de que esta historia iba a ser publicada en un álbum, debió de alegrarse mucho. Hay que decir que en aquella época había muy pocos cómics, por lo que fue una verdadera señal de reconocimiento.

Después de este primer álbum, comenzó inmediatamente Tintín en el Congo, y luego siguió Tintín en América. Muy pronto, su estilo gráfico se volvió más satisfactorio, especialmente a sus ojos, que en Tintín en el País de los soviets.

Esto significó que, cuando Tintín en el país de los soviets vendió sus primeros diez mil ejemplares, estaba claro para él que no lo volvería a publicar tal cual. Quería tomarse el tiempo de rediseñarlo, no necesariamente para cambiar el guion, sino al menos para mejorarlo en términos de dibujo. Obviamente, nunca tuvo tiempo. Sobre todo, porque después de 1942, Casterman le pidió que recompusiera sus antiguos álbumes en versiones estandarizadas de 62 páginas, en color. Fue un trabajo considerable, para el que contó con la ayuda de Alice Devos y Edgar P. Jacobs, entre otros. En ese momento, todavía pensaba que un día sería capaz de redibujar completamente Tintín en el país de los soviets, esta vez no solo desde el punto de vista de la técnica del dibujo, sino también desde el punto de vista del guion. Pero el proceso de recomposición fue largo, y no lo completó hasta 1955, con la nueva versión de Los cigarros del Faraón, el último álbum disponible en color. En ese momento, podría haber tenido tiempo de retomar los soviets.

 

 

¿Por qué no lo hizo?

Porque Hergé estaba entonces en otro estado de ánimo, y su imaginación le llevaba hacia otros horizontes: la Luna, El asunto Tornasol... En ese momento comprendió que nunca tendría tiempo para rehacerlo, así que decidió publicarlo de una manera diferente, como un archivo, para que los lectores supieran que este álbum existía, y que a partir de ahí empezó todo. Luego se enfrentó con Casterman, no solo por razones políticas, sino también por razones comerciales. Pero Hergé luchó, amenazó y ganó, publicando en 1973 los Archivos Hergé, que incluyen no solo Tintín en el país de los soviets, sino también las versiones en blanco y negro de Tintín en el Congo, Tintín en América, e incluso Les Aventures de Totor, C.P. des Hannetons. Fue un gran éxito, porque en esa época muy poca gente había leído Tintín en el país de los soviets. Poco después, la abundancia de ediciones pirata obligó a Casterman, a petición de Hergé, a publicar el álbum en facsímil.

 

¿Cómo veía Hergé este primer álbum al final de su vida?

No recuerdo que hiciera ninguna declaración llamativa sobre este tema, pero cabe imaginar que, al haber tenido la satisfacción de verlo publicado en los Archivos Hergé, habría recordado sus comienzos con cierta ternura. Era consciente por supuesto de la notoriedad que tuvo al final de su vida. Y el tema del álbum Tintín y los Pícaros muestra que había cambiado mucho desde un punto de vista político… Aunque, la visión de la URSS y de personalidades como Stalin, por ejemplo, nos recuerda que su caricatura no estaba muy lejos de la realidad. El texto de Hélène Carrère d’Encausse es bastante elocuente al respecto.

 

¿Qué crees que aporta el color a este álbum?

He leído la crítica de que Hergé nunca habría aceptado esto. ¿Quién sabe qué habría querido Hergé? Tuvo diferentes posiciones sobre este álbum en diferentes momentos, así que nunca lo sabremos. Lo importante es que, en su estado actual, Tintín en el país de los soviets sigue siendo poco atractivo para una parte del público, porque es en blanco y negro, porque encuentran el dibujo primitivo, porque no reconocen al Tintín que les gusta, etc. Para mí, esta coloración es sutil, al servicio del dibujo. Y gracias a ello, el álbum es mucho más fácil de leer. Una parte del público podrá descubrirlo de forma más agradable, más viva, más cercana al Tintín que conocemos. Y, por supuesto, el álbum en blanco y negro sigue disponible, ¡nadie está obligado a leer la versión en color!    

 

 

 

 

ENTREVISTA CON MICHEL BAREAU

Director artístico

 

¿Cómo surgió este proyecto de puesta en color?

Hace unos años, hice algunas pruebas y el resultado fue tan interesante que pensamos en hacer el álbum completo. Así que empezamos el trabajo de coloración a finales de 2014, y trabajamos durante un año y medio entre los primeros intentos de desarrollar la paleta y la ejecución de las placas, o más bien las dobles páginas, porque era importante para nosotros hacer el coloreado por dobles páginas, tal y como las concibió Hergé.

 

¿Por qué Hergé dibujó este álbum en blanco y negro?

Debe considerarse un problema técnico relacionado con la época. Hergé dibujó el álbum en blanco y negro porque las herramientas de reproducción e impresión de la época eran extremadamente sencillas y estaban muy ligadas a la técnica de impresión: la tipografía. Las únicas revistas en color se imprimían en litografía, por lo que resultaba muy caro y no estaba destinado a los cómics. Por lo tanto, era natural que dibujara en blanco y negro, como lo haría en los álbumes posteriores de principios de los años 30. Más tarde, decidió no volver a dibujarlo en color por diversas razones: las placas tipográficas de la época estaban dañadas y algunas de las planchas originales se habían perdido, por lo que habría tenido que redibujarlas. Hergé ya no tenía tiempo, ni ganas de hacerlo. Simplemente quería publicar una versión facsímil en vista de la acumulación de copias y ediciones pirata del álbum. y ediciones pirata del álbum.

 

 

 

Desde entonces, la idea de una versión en color se ha convertido en una quimera recurrente…

Sí, y de hecho en Internet se pueden encontrar muchas versiones coloreadas o en color. Pero no creo que estén a la altura del trabajo que hemos realizado. Buscamos la excelencia para este proyecto y hemos controlado cada detalle: por ejemplo, nos pareció importante elegir adecuadamente el papel.

 

¿A partir de qué documentos ha trabajado?

Partimos de las planchas originales casi en el 80 % de los casos. En la edición en blanco y negro, el impresor había añadido una trama negra que hacía ilegibles algunos de los dibujos nocturnos. Así que optamos por partir de los dibujos originales. En el caso de que las planchas se hubieran perdido, utilizamos los archivos de Casterman, que se había utilizado para la versión que llamamos «facsímil». No hemos retocado la línea, sino que hemos limpiado cuidadosamente el conjunto, ampliando las viñetas en muy alta resolución. Así que ha habido un largo trabajo de restauración antes de empezar a colorear.  

 

¿Qué técnica se utilizó para colorear el álbum?

El reto para nosotros era hacer más dinámica una obra que originalmente no estaba pensada para ser en color, reproduciendo un ambiente de la época, a la manera de la serie documental francesa Apocalipsis. Hergé había inventado un sistema de color que permitió, en un momento en que la selección de color estaba todavía en sus inicios, imprimir Tintín en tricromía, es decir, en una combinación de cian, magenta y amarillo. La única intervención de negro es la línea clara, es decir, la línea. Por lo tanto, no hay matices de sombra o sombreado por Hergé. Con los medios de nuestro tiempo, pudimos crear una selección en cuatricromía, integrando el negro, lo que nos permitió desarrollar tonos más matizados, y trabajar más en las atmósferas. Cuando Tintín se acerca a Moscú, por ejemplo, el cielo cambia de tono, acompañando el aumento de intensidad de la historia. Esto sería imposible con los cielos siempre despejados de Hergé.  

 

¿Cómo se tomó la decisión de distanciarse del color inicial de Hergé para adoptar una impresión cromática diferente?

Se trataba sobre todo de no colorear los Soviets como Hergé había coloreado sus otros álbumes. Si no lo hizo, es porque no quiso o porque no encontró su técnica de color. Por lo tanto, decidimos reforzar el carácter nostálgico del trabajo. También hicimos un trabajo de documentación histórica. Cuando Tintín se construye una especie de coche sobre raíles, vemos un bidón de gasolina Shell de color rojo ladrillo, porque ese era más o menos el tono de los bidones en ese momento. Hemos hecho lo mismo para las tonalidades de los vehículos, o de los uniformes de los cosacos, los mujiks o los berlineses… También hemos seleccionado con cuidado el papel, lo que supone una ruptura con el papel muy blanco y contrastado de los libros normales de Tintín para mantener un tacto suave y una cierta sensualidad en el contacto con el objeto. Los colores son más aterciopelados. También trabajamos en una versión “de lujo”, con un papel estucado muy bonito, que a su vez intensifica los efectos del contraste y los negros.  

 

 

¿Basó su trabajo en los colores del algunas de las láminas en color que aparecieron en Le Petit XXe?

No, nos desviamos totalmente de la elección de los colores de Le Petit XXe porque este último se imprimió en tipografía con colores planos, en este caso con variaciones de rojo, que sobreimprimían con tramas negras. No son tonalidades que el propio Hergé hubiera podido elegir libremente, por lo que nos sentimos muy libres de desviarnos de ellos. ¡Esto no significa que no hayamos intentado imaginar lo que Hergé habría elegido! La escena de los animales, por ejemplo, está muy inspirada en Benjamin Rabier, por lo que tratamos de encontrar más o menos las mismas gamas de colores. El único elemento, en realidad, que nos guio fue el gouache de la portada de la edición original, que muestra Tintín con uniforme soviético azul y botas rojas y el pelo entre amarillo y rojo. Nos basamos en esta imagen porque así fue realmente como Hergé veía a su héroe.  

 

¿Qué aporta esta coloración al álbum, incluso para quienes ya han leído Tintín en el país de los soviets en blanco y negro?

Para mí, un álbum en blanco y negro se lee generalmente como un todo, a diferencia de los álbumes coloreados por Hergé, en los que te sientes más atraído por los detalles. Al aportar el color, se destacan los detalles que se pasaron por alto en una lectura anterior. En una escena nocturna, por ejemplo, cuando intenta entrar en su habitación, Tintín está de pie detrás de la puerta, todo despeinado. ¡Pregunte a diez lectores del álbum en blanco y negro, y nadie recordará haberlo visto despeinado! Lo mismo ocurre con Milú, envuelto en vendas tras la explosión de un cohete: ¡en la versión en color, esto aparece mucho más claramente! Así que hay elementos de detalle, a menudo muy divertidos, que adquieren así su pleno valor narrativo. La historia se hace más legible, tiene más acción, pero sobre todo gana en humor, lo que a veces se tiende a olvidar. El color también resalta otra de las cualidades de Hergé: la precisión. Los dibujos de los vehículos, en particular, son increíblemente precisos. Los dibujos de algunos personajes también. Esto es bastante notable para un dibujante de 21 años.

 

 

… ha habido un largo trabajo de restauración, antes de empezar a colorear

 

 

¿El color aporta también modernidad a la historia?

Modernidad y movimiento. Recordemos la primera imagen de Tintín con su tupé levantado, que utilizamos en la contraportada. Es un álbum dinámico que marca el inicio de todas las aventuras de Tintín. Y el color permite recuperar la sensación de velocidad que Hergé había querido dar. Había visto las fotos tomadas por los grandes fotógrafos de su tiempo, que descomponían el movimiento ꟷesto es particularmente elocuente en sus dibujos de coches con ruedas deformadas hasta el punto de ser ovaladas.

 

¿El color puede hacer que este álbum sea más accesible a un público que no se siente cómodo con el blanco y el negro?

Estoy convencido de que este álbum puede ser leído por los más jóvenes como puerta de entrada a todas las aventuras de Tintín. También puede llevarlos a que se hagan preguntas sobre la Revolución de Octubre y el periodo de entreguerras. Durante un tiempo, Hergé fue muy criticado por su condena al comunismo en el álbum. Pero tras la caída del Muro de Berlín, algunas verdades salieron a la luz, y la historia ahora se ve con una perspectiva distinta a la de hace unas décadas. Tintín en el país de los soviets es un álbum que merece ser descubierto, o redescubierto, y creo que esta coloración puede ser la ocasión.

 

(Entrevistas realizadas por Julien Bisson
© Hergé – Tintinimaginatio 2022
Traducción de Elodie Bourgeois)

Buenas lecturas y… ¡larga vida a Tintín!    

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