A poderosa ilustración, pocas palabras
Este mes queremos hablaros en el blog de un tema muy especial…, entre otras cosas porque habéis sido vosotros quienes lo habéis elegido a través de nuestro Instagram Stories: los álbumes sin palabras.
Vivimos en un mundo en que lo visual va ganando cada vez más peso. Mediante los álbumes ilustrados, con o sin texto, podemos enseñar a los niños a mirar y a que interpreten el lenguaje visual. De hecho, no puede ser de otra manera. Es desde la observación que ellos entienden el mundo, mucho antes que con la lengua oral.

Los lectores adultos nos hemos acostumbrado a esperar que un texto nos diga qué está sucediendo en el libro. Pero las imágenes muchas veces hablan por sí solas. Además, tras su lectura, dan mucho juego para ver qué ha entendido cada lector, y hacer intercambio de impresiones.
Pero ¿qué es un álbum sin palabras? La doctora en Ciencias de la Educación Emma Bosch lo define así: “El álbum es una modalidad de libro que utiliza primordialmente los signos visuales (no alfabéticos) para transmitir mensajes. Hay álbumes que no contienen palabras y que, por tanto, comunican exclusivamente a través de las imágenes”. Esto requiere que cada lector o la comunidad lectora haga un esfuerzo de decodificar las imágenes y le dé sentido literario. Es por eso, que como dice la Dra. Emma Bosch, un álbum sin palabras requiera, al menos, dos lecturas activas, que implican ir atrás y adelante, elaborar hipótesis sobre qué pasará, qué quiere comunicar el libro, y releerlo para comprobar que las preguntas que nos hemos hecho durante la lectura se responden de manera afirmativa o negativa.
Un álbum sin palabras nos llena de imágenes y después nos invita a verbalizar el contenido de lo que hemos leído en ellas. Libros silenciosos que generan debates ricos y muchas tertulias, comentarios, visiones y revisiones. Es por eso que os invitamos a leer (al menos dos veces) este libro, y después hablar, comentar, dialogar y argumentar, y así crear una comunidad lectora.
Tenemos la suerte de contar con estos cuatro álbumes increíbles que nos demuestran el placer de la lectura sin palabras. Empecemos con dos de ellos, Capital y Swing.
La idea de estos dos libros nace de un reto en que el ilustrador seleccionado tiene que contar una historia, siguiendo solo dos reglas: usar una sola palabra (la del título) y que el formato del álbum sea de 40 páginas. Cuando el reto se logra, el libro consigue cambiar los hábitos del lector, apelando a una manera diferente de “leer” –diferente a la palabra escrita–. La narración de la historia reside únicamente en el poder de las ilustraciones, y en la elección de esa única palabra, el título. Cada ilustrador utiliza sus registros propios para contar su historia, emocionar e incluso molestar al lector de una manera maravillosa e ingeniosa que no podíamos dejar de dar a conocer a nuestros lectores…

Sin duda, Capital es un álbum que rompe con todos los moldes, y es que explicar cómo funciona el sistema económico actual, ser crítico, pero al mismo tiempo entretener, no lo consiguen todos los libros.
Este libro de Afonso Cruz empieza de una manera muy sencilla, un niño y su primera hucha con forma de cerdito. Una hucha cerdito que le acompañará a lo largo de su vida, siempre presente, e irá transmutándose poco a poco en algo terrible: la representación misma de la codicia. Querer más y más dinero, sin límite, pasando por encima de todo lo que haga falta.
En cada doble página va evolucionando la narración: cuando le entregan la hucha, cuando mete la primera moneda, el día de su matrimonio… El cerdito va aumentando de tamaño y acabará tomando vida propia, totalmente fuera de control. Un libro pensado para todas las edades con una visión sencilla y crítica para reflexionar en el sistema económico imperante de los últimos 150 años.
Se trata de un álbum sin palabras, pero que, sin embargo, nos despierta muchas preguntas:
– ¿Qué crees que ha pasado en la historia? ¿Qué simboliza el cerdito?
– ¿Cómo crees que funciona nuestro sistema económico?

Swing, de João Fazenda, es un álbum con una sólida identidad visual. El álbum ilustra que no siempre los pies pueden seguir correctamente el ritmo de la música y dejarse llevar. Pero quitándonos los zapatos, la cosa puede cambiar.
Fazenda muestra esa frustración del protagonista con las líneas rectas y rígidas que lo conforman, y que se contraponen con las de los personajes de líneas curvas con sus gráciles movimientos y sus colores.
¡Pese a no tener palabras, plantea muchos interrogantes! Estos son algunos temas que podemos tratar en nuestra tertulia:
– ¿Qué crees que nos intenta explicar el libro? ¿Crees que los zapatos pueden simbolizar algo?
– El uso del color no es un capricho, cada paleta de colores nos indican detalles, ¿cuáles?, ¿por qué? Y los planos. Mira bien la parte inferior y la superior. ¿Qué nos dice? ¿Qué oculta?
– Swing nos ha devuelto muchas imágenes de otros libros, películas, canciones… ¿Y a ti, te recuerda a algo? Hablemos de la intertextualidad.

Con un libro sin palabras incluso podemos dar la vuelta al mundo. Prueba de ello es El globo amarillo, de Charlotte Dematons. Vamos recorriendo diferentes paisajes, una selva, una ciudad, un desierto, unas montañas… pero siempre está presente tímidamente el pequeño globo amarillo. En cada doble página hay multitud de detalles, para perderse y descubrir, pero sobre todo para soñar despierto, y dejar la imaginación volar como el pequeño globo.

Y, una de las recientes incorporaciones a nuestro catálogo, El último verano, de la coreana Kim Jihyun. Una auténtica joya con unas ilustraciones espectaculares. A través de sus páginas acompañamos al niño en lo que según el título entendemos que son unos días de sus vacaciones de verano. Vemos su huida de la rutina de la ciudad gris y su conexión con la naturaleza.
Sus ilustraciones son del todo poéticas, y podemos sentir todas las emociones del niño. El tono azulado de los dibujos nos transmite tranquilidad y calma, y crea una atmosfera inmersiva. ¡Y, todo eso, sin palabras!
La singularidad de los libros sin palabras es que somos nosotros los que damos voz al libro. Podemos tomar las ilustraciones, y aportarles el sentido que queremos, sobre aquello que nos llene y resuene con nosotros. Hay un sinfín de mundos en sus páginas que te animamos que entres a descubrir.
